Recientemente encontré un episodio especial que juntaba los mundos de tres de las series más carismáticas de la Shonen Jump, Dragon Ball, One Piece y Toriko... espera... ¿Toriko? ¿Y ese quien es?

Pues una serie que, o bien ha caído en gracia en las tierras niponas o que la Shonen Jump quería promocionar con ese Ova de dos capítulos, que es una sucesión de personajes de las tres series haciendo sus golpes característicos o diciendo sus frases gancho. Vamos, Fanservice puro y duro, por si alguien tiene curiosidad; pero bueno, indaguemos sobre Toriko.

Estamos en la era Gourmet. La gente se ha aficionado a la buena cocina y se pagan millonadas por conseguir los ingredientes más elitistas y deliciosos. El problema es que frecuentemente estos ingredientes son carne de bestias gigantescas o vegetales carnívoros monstruosos, por lo que hacen falta cazadores expertos para obtenerlos.

Toriko es uno de los mejores. Un tipo de carácter alegre y desenfadado, capaz de filetearte un cocodrilo enfurecido de 30 metros de largo tan solo usando sus manos desnudas. Un pedazo de armario empotrado de ser humano, cual Kenshiro del puño de la estrella del norte, metido a manipulador de alimentos.

Con estos elementos la serie no podía sino ser una comedia plagada de escenas de acción, salpicada de descripciones de alimentos imposibles a cada cual más imaginativo. De hecho la editorial pide ideas a los lectores y las mejores se hacen un hueco en las páginas a modo de cameo. Tal vez esa forma de permitir participar al espectador fue lo que la hizo tan popular.


Hace una buena cantidad de años, cuando aun las consolas no habían destronado a los arcades, Capcom lanzó dos beat'em up basados en el juego de Rol Dugeons & Dragons, primero Tower of Doom y más tarde su secuela, Shadow over Mystara. Fueron, como no, un bombazo por su mezcla entre lo que vendría a ser un "todos contra el barrio" de toda la vida y pequeños detalles de RPG como conseguir armas y objetos, descubrir rutas alternativas y gestionar recursos como hechizos y proyectiles de uso limitado. Además, cada jugador podía escoger entre un personaje típico del universo de Dragones y mazmorras, luchador, enano, clérigo, etc... Cada uno con su propia manera de combatir.

El tiempo ha pasado y la saga no ha visto continuidad, ni había surgido ninguno ningún juego de otra compañía de renombre que retomase ese universo, hasta ahora. Vainillaware, un grupo con un par de juegos en su haber, Odin Sphere y Murasama: The demon Blade entre los más conocidos, tenía planeado desde hace mucho su propio Beat'em up medieval. De hecho lo querían hacer para la extinta Dreamcast, cuya desaparición lo dejó durante mucho tiempo en el tintero.

Al final, tras mucho batallar, Dragon's Crown se hizo realidad. Un heredero en toda regla de los arcades de D&D, repleto de dragones, guerreros esqueletos, grifos, medusas y toda la mitología típica que suele masacrarse en este tipo de juegos. El juego permite hasta 4 jugadores al mismo tiempo y ofrece una buena cantidad de misiones, caminos secundarios y tesoros escondidos a disposición de los guerreros más hábiles. Como no, las clases de personajes también están presentes. Se puede escoger entre el guerrero, el tanque por excelencia; el Enano, una bestia en cuerpo a cuerpo; la amazona, una guerrera especialmente dotada para los combos aéreos; la elfa, una arquera que posee algunos hechizos de apoyo; y el mago y la hechicera, cada uno con su enorme y exclusiva lista de conjuros de ataque y defensa.

¿Y como hablar de Dragon's Crown sin mencionar lo que le ha dado más renombre, los diseños de los personajes? Se formó una tremenda polémica que tachó al juego de machista por la exageración de los atributos de la hechicera, que cuenta con unos pechos de un tamaño que roza el absurdo. Hombre... En honor a la verdad, los demás protagonistas también tienen algunas partes del cuerpo desproporcionadas, los pectorales del guerrero, los muslos de la amazona, los brazos del enano... Miedo me da pensar qué tendrán desproporcionado el mago y la elfa, que son los más discretos. El caso es que las desproporciones son la tónica general del juego, digamos el estilo del artista. No veo motivo para poner el grito en el cielo por unos pechos rubenescos, sobre todo si el conjunto se mueve como lo hace, con una fluidez de 60hz que dan al juego entero el aspecto de un cuadro que ha cobrado vida. Como muestra, un botón.

Hace ya bastante tiempo, descubrí un video de un tío muy friki llamado Loulogio que había descubierto a su vez una película de esas que de puro mala es divertidísima. Según cuenta, la película es un film coreano bélico aburrido hasta el hastío con un final triste, cosa que a los productores no convencía; por lo que decidieron añadir una última escena de acción que, aparte de que no viene a cuento, es una colección de actuaciones penosas, efectos especiales horripilantes y coreografías de lucha ridículas. Lo mejor del video es sin duda el mismo Loulogio, quien relata lo que sucede y no se corta un pelo a la hora de burlarse de semejante patochada.
Todo el mundo debería ver esto alguna vez, por lo menos para aprender como NO se debe hacer una escena de lucha con ninjas, o para echar unas risas por la vergüenza ajena, que siempre vienen bien. ^_^