Ocurrió que iban dos monjes pertenecientes a la misma orden, paseando por un bosque cruzado por un arroyo. Uno de ellos era un aprendiz y el otro ya ordenado sacerdote. El monje mayor instruía al joven sobre las enseñanzas espirituales cuando se acercó a ellos una mujer vestida de novia.

La mujer les pidió ayuda, ya que llegaba tarde a su propia boda y no encontraba forma de pasar el arroyo sin mojarse el vestido. El monje joven, teniendo en cuenta que en su orden estaba completamente prohibido el contacto con el sexo femenino, estaba intentando buscar una manera educada de negarse cuando el sacerdote accedió. Le propuso a la preocupada novia que se subiese a su espalda, ya que el arroyo en esa parte no era muy profundo y él la llevaría a la otra orilla sin ensuciarle el traje. Así lo hicieron, ante la mirada de descrédito del joven aprendiz, y cuando la mujer hubo cruzado se deshizo en agradecimientos con el monje y partió en pos de su felicidad.

Los monjes retomaron su paseo; pero el aprendiz guardaba silencio. No podía creer lo que acababa de presenciar. Las sagradas normas habían sido mancilladas nada más y nada menos que por su maestro. Pasó horas dándole vueltas a lo que había sucedido y cuando no pudo soportarlo más le preguntó.
-Hermano mayor... ¿Como has podido?
A lo que el sacerdote le respondió.
-Yo dejé a aquella mujer en la orilla. ¿Por qué sigues cargando tu con ella?

"Interrumpimos este programa para ofrecerles a Agallas, el perro cobarde. Presentando a ¡Agallas, el perro cobarde! Abandonado siendo un cachorro, fue recogido por Muriel, que vive justo en el centro de Quimismo con su marido Eustaquio Habichuela; pero el desasosiego llego a Quimismo, es el momento de que Agallas salve su nuevo hogar."

De esta manera tan peculiar, emulando a las antiguas retransmisiones televisivas americanas, comienzan los capítulos de una serie que me encanta a varios niveles.
Agallas es una suerte de perro rosa que se asusta hasta de su propia sombra; pero tiene la mala suerte de vivir cerca de algún tipo de grieta en los límites de la realidad, porque los sucesos normales tienen a ocurrir solo de vez en cuando. Lo bonito del personaje es que, a pesar de su miedo y de las horribles criaturas que le martiricen, es capaz de enfrentarse a lo que sea con tal de proteger a su dueña, Muriel y en ocasiones también a su dueño, pese a que Eustaquio es un viejo horrible y desagradable que no deja de humillarle y asustarle en cuanto se presenta la ocasión. Nunca me he podido explicar como una mujer tan dulce, generosa y caritativa puede soportar a un ser tan ruin, avaro y desagradable.

Algunos guiones de los capítulos son dignos de esas series como historias para no dormir, la zona muerta o los límites de la realidad, salvando las distancias, porque siempre hay un tono de humor de trasfondo y suelen acabar bien. Si, suelen. Hay algunos capítulos, pocos, en los que la definición de final feliz no termina de encajar; pero, como suele suceder allí donde la realidad se retuerce, al siguiente capitulo volvemos al punto de partida como si no hubiese pasado nada.


Uno de estos capitulos es el del Teatro de Fusilli, un director de teatro que se presenta en la remota granja de Eustaquio y Muriel y les ofrece la oportunidad de participar como actores, lo cual es una trampa, ya que todo el que suba al escenario de Fusilli, acaba convertido en marioneta. Agallas logra escapar del hechizo, pero no Muriel y Eustaquio. Al final Fusilli cae presa de su propio encantamiento y termina transformado también en títere; pero Agallas no consigue revertir el hechizo, así que se lleva las marionetas de sus dueños a casa y trata de volver a recuperar su vida normal, manejándolos por turnos, incluyendo los momentos en que Eustaquio le asusta. A mi personalmente me pareció algo triste y un tanto retorcido.

Y es que hay muchos mensajes detrás de la serie, lo que se suele decir, para los padres. Cosas que un niño no puede comprender; pero que son guiños a los adultos que vean los dibujos con ellos.

El que más me impactó fue el capítulo de la máscara. En ese, Agallas conoce a una chica (bueno, un animal antropomórfico) que oculta su rostro tras una máscara y que odia profundamente a los perros. La razón de su odio es que ella tenía una amiga intima del alma (Sinceramente, eran bastante más que simples amigas); pero esta amiga (Bunny, otro animal humanizado) se enamoró de un perro jefe de una banda callejera que la trata como a una esclava y que era tan celoso que no toleraba su amistad con ella, así que la echó y la amenazó de muerte, de ahí que oculte su rostro.
Dejando de lado que la relación más allá de la amistad de las dos chicas, la brutalidad del novio, el maltrato psicológico al que tenía sometida a Bunny y sus celos enfermizos son un tema bastante espinoso para una serie infantil; pero mira, si consiguieron que este sea uno de los capítulos que más recuerde de la serie, es por algo.

Patos manipuladores con acento francés, un peluquero desquiciado con cierto gusto por la rima, ratas danzarinas, pollos extraterrestres, maldiciones de todo tipo con momias incluidas, científicos locos amargados, hongos de los pies ladrones de bancos, hamsters que prueban cosméticos en humanos, patitos celosos y posesivos, institutrices perfeccionistas e intransigentes, una horda de berenjenas revolucionarias,... Lo que no le pase a Agallas, no le pasa a nadie.








Recientemente encontré un episodio especial que juntaba los mundos de tres de las series más carismáticas de la Shonen Jump, Dragon Ball, One Piece y Toriko... espera... ¿Toriko? ¿Y ese quien es?

Pues una serie que, o bien ha caído en gracia en las tierras niponas o que la Shonen Jump quería promocionar con ese Ova de dos capítulos, que es una sucesión de personajes de las tres series haciendo sus golpes característicos o diciendo sus frases gancho. Vamos, Fanservice puro y duro, por si alguien tiene curiosidad; pero bueno, indaguemos sobre Toriko.

Estamos en la era Gourmet. La gente se ha aficionado a la buena cocina y se pagan millonadas por conseguir los ingredientes más elitistas y deliciosos. El problema es que frecuentemente estos ingredientes son carne de bestias gigantescas o vegetales carnívoros monstruosos, por lo que hacen falta cazadores expertos para obtenerlos.

Toriko es uno de los mejores. Un tipo de carácter alegre y desenfadado, capaz de filetearte un cocodrilo enfurecido de 30 metros de largo tan solo usando sus manos desnudas. Un pedazo de armario empotrado de ser humano, cual Kenshiro del puño de la estrella del norte, metido a manipulador de alimentos.

Con estos elementos la serie no podía sino ser una comedia plagada de escenas de acción, salpicada de descripciones de alimentos imposibles a cada cual más imaginativo. De hecho la editorial pide ideas a los lectores y las mejores se hacen un hueco en las páginas a modo de cameo. Tal vez esa forma de permitir participar al espectador fue lo que la hizo tan popular.


Hace una buena cantidad de años, cuando aun las consolas no habían destronado a los arcades, Capcom lanzó dos beat'em up basados en el juego de Rol Dugeons & Dragons, primero Tower of Doom y más tarde su secuela, Shadow over Mystara. Fueron, como no, un bombazo por su mezcla entre lo que vendría a ser un "todos contra el barrio" de toda la vida y pequeños detalles de RPG como conseguir armas y objetos, descubrir rutas alternativas y gestionar recursos como hechizos y proyectiles de uso limitado. Además, cada jugador podía escoger entre un personaje típico del universo de Dragones y mazmorras, luchador, enano, clérigo, etc... Cada uno con su propia manera de combatir.

El tiempo ha pasado y la saga no ha visto continuidad, ni había surgido ninguno ningún juego de otra compañía de renombre que retomase ese universo, hasta ahora. Vainillaware, un grupo con un par de juegos en su haber, Odin Sphere y Murasama: The demon Blade entre los más conocidos, tenía planeado desde hace mucho su propio Beat'em up medieval. De hecho lo querían hacer para la extinta Dreamcast, cuya desaparición lo dejó durante mucho tiempo en el tintero.

Al final, tras mucho batallar, Dragon's Crown se hizo realidad. Un heredero en toda regla de los arcades de D&D, repleto de dragones, guerreros esqueletos, grifos, medusas y toda la mitología típica que suele masacrarse en este tipo de juegos. El juego permite hasta 4 jugadores al mismo tiempo y ofrece una buena cantidad de misiones, caminos secundarios y tesoros escondidos a disposición de los guerreros más hábiles. Como no, las clases de personajes también están presentes. Se puede escoger entre el guerrero, el tanque por excelencia; el Enano, una bestia en cuerpo a cuerpo; la amazona, una guerrera especialmente dotada para los combos aéreos; la elfa, una arquera que posee algunos hechizos de apoyo; y el mago y la hechicera, cada uno con su enorme y exclusiva lista de conjuros de ataque y defensa.

¿Y como hablar de Dragon's Crown sin mencionar lo que le ha dado más renombre, los diseños de los personajes? Se formó una tremenda polémica que tachó al juego de machista por la exageración de los atributos de la hechicera, que cuenta con unos pechos de un tamaño que roza el absurdo. Hombre... En honor a la verdad, los demás protagonistas también tienen algunas partes del cuerpo desproporcionadas, los pectorales del guerrero, los muslos de la amazona, los brazos del enano... Miedo me da pensar qué tendrán desproporcionado el mago y la elfa, que son los más discretos. El caso es que las desproporciones son la tónica general del juego, digamos el estilo del artista. No veo motivo para poner el grito en el cielo por unos pechos rubenescos, sobre todo si el conjunto se mueve como lo hace, con una fluidez de 60hz que dan al juego entero el aspecto de un cuadro que ha cobrado vida. Como muestra, un botón.

Hace ya bastante tiempo, descubrí un video de un tío muy friki llamado Loulogio que había descubierto a su vez una película de esas que de puro mala es divertidísima. Según cuenta, la película es un film coreano bélico aburrido hasta el hastío con un final triste, cosa que a los productores no convencía; por lo que decidieron añadir una última escena de acción que, aparte de que no viene a cuento, es una colección de actuaciones penosas, efectos especiales horripilantes y coreografías de lucha ridículas. Lo mejor del video es sin duda el mismo Loulogio, quien relata lo que sucede y no se corta un pelo a la hora de burlarse de semejante patochada.
Todo el mundo debería ver esto alguna vez, por lo menos para aprender como NO se debe hacer una escena de lucha con ninjas, o para echar unas risas por la vergüenza ajena, que siempre vienen bien. ^_^

Vale, la imagen que he escogido no muestra a un verdadero Titán de los que salen en la serie, sino a uno de los Colosos de La Sombra de los Mismos. Los verdaderos Titanes son humanoides asexuados, van desnudos, dan el aspecto de no ser inteligentes, sino que se mueven por instintos primarios (básicamente el de comer humanos como quien se manda un Kit Kat) y llevan dominando la tierra desde hace más de 2000 años. Por lo demás son gente muy maja.

Según relata la historia, hace dos milenios estos seres, que alcanzan desde los 3 metros a más de 15 de altura, aparecieron nadie sabe de donde y comenzaron a devorar sin compasión a la raza humana. Un pequeño grupo de supervivientes se las apañó para hacer una impresionante obra de ingeniería y construyeron una serie de gigantescos muros de 50 metros de altura alrededor de un pequeño territorio donde pudieron refugiarse, conseguir recursos para subsistir y aislarse. Han pasado 100 años de relativa calma. Los Titanes no dejan de venir día tras día; pero se dan de bruces con la impresionante muralla. Desgraciadamente esa paz enjaulada va a venirse abajo sin que nadie pueda evitarlo.

La serie tiene acción a raudales, sobre todo en la forma de combatir a los Titanes. Un simple humano puede derrotar a uno de estos seres pero la cosa tiene truco; porque por si no fueran bastante peligrosos, los Titanes tienen una asombrosa capacidad de regeneración, pudiendo recuperar incluso la cabeza en poco tiempo tras volársela de un cañonazo.

Los soldados de esta serie cuentan con un increíble dispositivo de arpones y arneses al que llaman Equipo de Asalto Tridimensional, que funciona con gas comprimido y les permite todo tipo de acrobacias para flanquear, trepar por estos peligrosos gigantes e incluso elevarse como con un jetpack al costo de gastar más combustible. Armados con esto y con unas espadas de hojas desechables, el objetivo es atacar por la espalda al Titán y cercenarle un trozo de la nuca, lo cual anula sus capacidades curativas y le mata; pero es a su vez una maniobra complicada y terriblemente peligrosa.

En esto hay que hacer una advertencia. En esta serie la gente muere... Mucho y de forma brutal y despiadada. No es una obra apta para corazones o estómagos sensibles.

No he podido avanzar mucho en la serie porque el manga está agotado continuamente; pero de momento los protagonistas principales son tres: Eren Jäger, un joven que parece querer cargar con todo el odio de la humanidad a sus espaldas y su meta en la vida es salir del confinamiento de los muros y literalmente vengarse en nombre de los pocos hombres que quedan de la humillación a la que les han sometido los Titanes, desde hace más tiempo del que nadie recuerda; Mikasa, una joven huérfana acogida por la familia de Eren que tiene una fuerza prodigiosa, una calma fría y racional que equilibra la impetuosidad del encolerizado joven y una sensación térmica descompensada que le provoca estar pasando frío continuamente; y por último Armin, otro joven que sueña con ver el mundo fuera de las murallas, y aunque no tiene mucha fe en sus capacidades de supervivencia, está dispuesto a seguir a Eren hasta donde haga falta.

He escuchado a alguno quejarse de lo toscos que son los dibujos de este manga. Bueno... Tampoco son tan malos y en un tal caso, si hay alguien que no esté dispuesto a disfrutar de un argumento épico solo por cuestiones estéticas, que está en su derecho, le invito a ver directamente la adaptación Anime, en la que la calidad de dibujo da un salto exponencial. Como muestra, os dejo un enlace a la presentación.