La leyenda de Urashima Tarou trata sobre un pescador así llamado que mientras paseaba un día por la playa vio que unos niños estaban maltratando a una tortuga. Tarou defendió a la tortuga y echó a los niños, tras lo cual la tortuga se presentó como Otohime, la hija del dragón del mar y quiso recompensarle.

Le otorgó el poder de respirar bajo el agua y le llevó al palacio del rey dragón, donde recuperó su forma original y se convirtió en una hermosa princesa. Tarou fue agasajado durante dos días enteros en palacio, pero aunque estaba encantado con lo bien que le estaban tratando, estaba también preocupado por su madre, que estaba ya muy mayor y se estaba muriendo, así que decidió marcharse. Antes de irse la princesa le entregó una cajita con la condición de que nunca la abriese.

Cuando Tarou llegó a su pueblo todo había cambiado radicálmente. No conocía a nadie, las casas eran diferentes y nadie parecía saber nada de él. Confundido, pensó que tal vez la caja contenía algo que podría explicar lo que pasaba y la abrió. Entonces salió de ella una nube de humo que convirtió a Tarou en un anciano. Los dos días que había pasado en el palacio del dragón equivalían a 300 años en el mundo humano y la cajita contenía la edad del pescador.

Así que ya sabéis, si veis una escena en la que unos niños pegan a una tortuga o alguien se hace viejo al abrir una caja, están haciendo referencia a esta historia.

Hm... Vale, os pondré algun ejemplo de referencia a esta historia. En el cómic Love Hina, el protagonista se llama Urashima Keitarou (los apellidos van primero) y hay una chica llamada Otohime Mutsumi que le regala una tortuga. ¿Casualidad?

Y un ejemplo más absurdo, en Bobobo, en el clímax del combate contra el arrozconteciano, a este una panda de viejos submarinos le entregan una cajita y le dicen que si la abre será como ellos. El arrozconteciano entra en pánico cuando el cerdito de la gameboy la abre y empieza a salir humo de ella. Diox, vaya locura de manga.

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