Musashi Miyamoto fue un espadachín histórico tan hábil con la espada y con una vida tan tumultuosa que a veces es difícil distinguir entre lo que es verídico y lo que ha sido exagerado por la leyenda.

Uno de los monumentos dedicados a Musashi

Sea como fuere, Musashi nació en el seno de una familia noble y perdió a sus padres cuando era muy joven, lo cual hizo que creciera siendo un chico muy conflictivo; pero al mismo tiempo increíblemente dotado para el arte de la espada, tanto, que mató a un maestro de esgrima con solo 13 años, derribándole y rematándole en el suelo con un palo.
Con 16 años decidió marcharse de casa para perfeccionar sus técnicas y a partir de entonces vagabundeó por todo Japón, durmiendo las más de las veces al raso, sin trabajar ni hacer otra cosa que no fuera mejorar sus habilidades tanto de esgrima como tácticas, retando a todo al que considerase digno de su espada y ofreciéndose como mercenario en toda guerra que se encontrase.

Son numerosas las historias de Musashi derrotando él solo a cientos de hombres o escapando del acoso de numerosos perseguidores a través de embarrados campos de arroz, pero lo que le hizo realmente famoso fueron sus duelos a muerte con toda clase de oponentes, donde muchas veces fueron su astucia y su capacidad de adaptación los que le otorgaron la victoria.
En una ocasión, contando con 21 años, le llegó un desafío en nombre de un niño a cuyo padre y tío había vencido hacía un año. Los amigos de Musashi le advirtieron que probablemente sería una trampa y se ofrecieron a acompañarle por si el retador se presentaba acompañado de matones; pero Musashi insistió en ir solo. La táctica que había usado con el padre y el tío había sido la de citarles a una hora y llegar terriblemente tarde, lo cual les había hecho perder los nervios. Esta vez se adelantó y se ocultó en las ramas de un árbol y desde allí vio llegar a su adversario, que venía con toda una comitiva dispuesta a masacrarle y confiando en que tenían todavía tiempo para prepararle una encerrona. Cuando llegaron al árbol, saltó y les pilló desprevenidos, acabando con todos en cuestión de segundos.

Musashi era capaz de enfrentarse a cualquiera, sin importar la situación ni las armas de sus enemigos. En un duelo contra un usuario de hoz y cadena, se las arregló para llevar el combate a una pequeña arboleda, en donde la cadena se enredó, dejando a su dueño a merced del simple puñal de Musashi y un día que fue asaltado por unos ladrones, les puso en fuga con un trozo de madera que estaba tallando para hacer un arco.

Quien sabe si esta experiencia le inspiró para uno de los combates más famosos contra el espadachín Sasaki Kojiro, conocido como Ganryu debido a su maestría en una técnica con ese nombre y poseedor de una espada bastante más larga de lo normal, al que retó a un duelo en una pequeña isla. Como de costumbre llegó tarde, pero su descaro esta vez rayaba el absurdo, porque vino medio dormido, completamente desaliñado, con una sucia toalla en la cabeza y ni siquiera había traído espada, sino que había cogido un remo de la barca en la que había venido y lo había tallado hasta convertirlo en una rudimentaria espada. Ganryu, completamente furioso, le acusó de cobardía y desenvainó su espada, arrojando la vaina al mar. Musashi, que no había abierto la boca hasta entonces, le soltó que acababa de admitir su derrota, porque eso significaba que ya no la iba a necesitar más. El combate no duró ni un minuto. Musashi jugó al despiste arrojando la toalla como cebo, haciendo creer a Ganryu que iba a atacar a la cara y que le quería cegar con ella, pero en realidad le golpeó en las piernas, haciéndole caer y acabando con él inmediatamente. Tras eso saludó al estupefacto público que se había reunido para contemplar el combate y se marchó tan tranquilamente como había venido.

Kojiro "Ganryu", de rodillas, a punto de llevarse el palazo de su vida

A partir de este combate Musashi decidió no volver a usar una espada de verdad y luchó utilizando espadas de práctica de madera, los llamados bokken, resultando tan letal como con unas de metal. También se interesó entonces en profundizar en la parte espiritual de la senda de la espada, porque consideró que hasta entonces no había ganado siempre por ser un gran estratega, sino por ser más fuerte, por estar mejor preparado o simplemente por suerte. Esta búsqueda le hizo incluso ponerse en contacto con la escultura, la pintura, la forja o la caligrafía. El vagabundo pendenciero se había convertido en una versión japonesa del hombre del renacimiento, alguien en contacto con todas las artes, y como no podía ser de otro modo, también probó suerte en la escritura, con un libro que tituló El libro de los Cinco Anillos, un compendio de todo lo que había aprendido en su camino a la perfección de su particular camino de la espada y que aún hoy en día es el libro de cabecera de muchos empresarios japoneses que trasladan las enseñanzas de Musashi al mundo empresarial.

La portada de una de las múltiples ediciones del libro de Musashi Miyamoto

Se dice que Musashi era zurdo, pero como usar la mano izquierda era de mala educación en Japón, se veía obligado a usar la mano derecha para luchar. Esto cambió un día en el que vio un duelo protagonizado por dos europeos. En esa época, en Europa estaba de moda una técnica de combate española que consistía en el uso de una espada larga y una daga al mismo tiempo, lo cual le dio a Musashi la idea para desarrollar su propia versión usando una katana y una wakizashi (una katana más corta). A partir de entonces se hizo célebre por esa inédita técnica de lucha, que le convertía en una picadora de carne humana, y que no perdía capacidad destructiva cuando las cambiaba por dos bokken de madera.

Musashi abandonó su periplo a los 50 años, cuando consideró que ya había aprendido todo lo que el peregrinaje podía ofrecerle y por increíble que parezca, murió de viejo, semanas después de terminar su libro.

Dejando aparte Vagabond, que trata directamente sobre la vida de Musashi durante su peregrinaje, la figura de Musashi ha aparecido (y aparecerá) en multitud de mangas y animes, ya sea como personaje o como referencia. Ahora mismo recuerdo el manga Yaiba (que cuenta también con versión animada) en la que el protagonista es alumno de un Musashi ya viejo e incluso su antiguo rival Kojiro tiene un importante papel.

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